Una, dos, tres, cuatro…

-Un tiempo, antes del big crounch-

Después de todo te voy a humanizar, eso querías finalmente, que cambiara mi efímera personalidad para que mis efímeros ojos te vieran como persona, y no como el objeto de tiempo invertido. Pobre, no imaginabas el cambio de esta exabrupta manera; en donde puedo verte leer esta carta cada vez más mojada, cómodamente pasando los ojos inundados una, dos, tres, cuatro… infinitas veces te lo dijeron, todos te lo dijeron, pero tus oídos cerrados de capricho no lo quisieron creer, incluso yo te advertí bien lo sabes, mujer hermosa, de palabras tragadas y después regresadas una, dos, tres, cuatro… ¿Por que no les hiciste caso a esas voces que creías negras, y resultaron tan blancas como los sentimientos que hiedes?


Espero cambies, sino te dañaras hasta estar como esas palabras semidigeridas, ya gastadas como yo. Me fuiste y nos fuimos soportando una, dos, tres, cuatro… Horriblemente sé que no cambiaras, ya el pasado lo ha demostrado, ¿y sabes? no digo esto para herirte, tampoco sé si lo digo para retarte unas tantas veces más, también sabemos que lo digo por que lo sé; solo espero que lo puedas lograr. Nos conocemos, algunos ratos me quieres desconocer, no me preocupa, en eso somos iguales; pero no decimos nada, somos cómplices en silencio, mentimos callados; somo de esos amantes que poco a poco y tiempo en tiempo vamos cubriendo algunos recuerdos que herí sobre tu piel.


Felizmente ya eres libre para ellos y para mí, pero no es curioso que estés más atada que antes, en esas cadenas nihilistas en que te amarré. Ahora que te veo como persona, sé que no te hice sentir bien; y si ahora estás humanizada es por que pienso más en ti que ayer. Sé que es lo correcto tanto para ti, como para mí, que me iba y te iba enfermando, con inefables palabras e inextricables sentimientos; pero eso en este momento no lo entenderás, tendrá que pasar un tiempo como siempre para que veas la verdad dentro de la falsedad.


¿Recuerdas la primera canción que te hice? dos días antes que llegaras, la toqué, fue extraño, en esa pieza soltaban mis sentimientos de nostalgia que te veían a lo lejos, y cuando te vieron… ¿te acuerdas? (…te alejabas). También allí quedo esa sensación de encuentro entre un humano-objeto y/o al revés. Debo dejar de ser las muletas de tus recuerdos y silla de ruedas de tu presente, así dejaré mi sobrepuesta responsabilidad de tu inocente soberbia que una vez llegué a tomar, ya no seré culpable de desgracias. Tú dejaras de ser el costal de box, lastima que te irás con mis frustraciones en la espalda. Esa canción lo decía todo, era la narración de nuestra historia que tal vez se vuelva a repetir veces tal vez una, dos, tre, cuatro...



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