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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Mi índice y tu sombra.

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Estoy harto, no puedo tocar y tu recuerdo no tiene forma de escape en esta cabeza; pinche dedo maldito, índice de mis desfortunios ¿cómo qué de la nada dejas de funcionar sin advertencia alguna? Y tú mujer, deja de atormentarme con tu sombra en mi mente, que tu vaivén incesante no sosiega esta casa vacía; tal vez no eres tú, pero puede ser el eco que ha dejado la riña entre dos locos siga retumbando, una liga de púas que nos juntaba retozando con la eternidad. Sin más explicación que un ademán, sin más demostración que un gesto de nostalgia viendo al cielo, recordando sonrisas, recordando tu cuerpo desnudo yuxtapuesto con el mío. Hasta la cura contra el insomnio tiene un fin, y es el desenlace de Candy que endulza mi vida y me lanza al vacío. Evitando el silencio como protectorado de esta fuga, compañía tan amarga como mi sombra, oídos de mis pensamientos que aprovechan la reverberación para reflexionar, haciendo añicos el exilio olvidado, como quién mata una ausencia. ¡PUUUUM!